El otro día estuve hablando con una amiga, una amiga especial de esas con las que puedes llorar cuando más lo necesitas y reír a carcajadas también.
Esa conversación me revolvió todos los recuerdos de mi infancia, de aquella parte de ella que me gustaría poder olvidar. Nunca lo había contado por aquí y tampoco lo haré en esta ocasión ya que es algo demasiado personal como para expresarlo por aquí pero solo diré que de pequeña con tan solo 10 años tuve graves problemas que me hicieron verme mal, fea, gorda e inútil.
Pero el tiempo ha pasado y la vida me ha ayudado poco a poco y hoy en día aun habiendo días en los que me veo mal la mayoría son días en los que me siento orgullosa de mi misma, de todo lo pasado y de lo que ahora soy, con mis defectos y mis virtudes como todo ser humano.
Y saliendo día a día con la cara lavada a la calle y sin complejos porque con ellos solo puedes llegar a la tristeza y eso es lo último a lo que quiero llegar.