Hace apenas unos días aun seguía con una mentalidad que no me ayudaba en nada. Me comía demasiado la cabeza, daba mil vueltas a todo: a si eso era lo correcto, que consecuencias me iba a acarrear, que pensaría la gente al respecto o cosas por el estilo.
Tras tres semanas intensivas de estudio y de encierre en casa sin apenas mucha vida social algo llegó a mi cabeza y me hizo cambiar de rumbo en un segundo.
Soy joven y me queda mucha vida por delante para poder lamentarme de lo que hago o hice. Prefiero pedir perdón por algo que hice de corazón que arrepentirme por no haberme atrevido a hacerlo nunca.
A partir de ya me propongo vivir cada minuto como si fuese el último, aprovechar hasta la mínima sonrisa regalada, lanzarme por lo que de verdad vale la pena y dejar toda atadura atrás.
La vida empieza ahora y voy a valorarla hasta su mínimo detalle.
Risas a las tantas de la madrugada con un amigo de verdad, correr por las calle como locos, cantar a voz de pecho una canción que encanta, romper pantalones viejos y hacer nuevos de ellos, vestir como te de la santa gana y al resto, al que no le gusta como eres, apartalo de tu vida.
Nueva filosofía y mucha vida por delante...
"let it be" ... deja que pasé...
